Andorra, La Vella
Ayer estaba navegando en mi disco duro entre fotos archivadas de hace años y me encontré con estas imágenes que tomé en Andorra en el 2015. Generalmente cuando tomo fotos, en el momento las veo varias veces, clasifico y selecciono aquellas que me gustan, poniendo «estrellitas» al archivo para saber qué tanto me gustaron, y según esta clasificación después editarlas.
Estas fotos estaban ahí y ni una «estrellita» tenían, parece que en su momento no atraparon mi mirada. Hoy, seis años después, las veo con otros ojos y tengo un crush con ellas. Sí, soy la señora que se enamora -de ese amor romántico- de las fotos.
Debo decir que a pesar de que no es la primera vez que veía la nieve, siempre me resulta fascinante ver todo pintado en blanco, es imaginarme que es un gran lienzo en blanco y las personas lo vamos pintando a nuestro paso, vamos dejando huella con nuestra forma de vestir, de caminar, de pensar…tantas historias…
Es por eso que mi amor romántico a estas fotos llegó con fuerza y resonando profundo. Y como consejo a mi misma, nunca está de más volver a mis archivos pasados, quizás puedo encontrar algo que llame la atención de mis ojos y de mi alma.