Sí, amo todo el mundo

La semana pasada editaba mis fotos de Oaxaca y escribí una entrada para mi sitio diciendo lo mucho que amo ese estado y la explicable o inexplicable conexión que siento por ese lugar.
Unos días después de publicarlo, salió la oportunidad de hacer un recorrido fotográfico por mi ciudad, la Ciudad de México. Este recorrido lo haría junto con dos grandes fotógrafos extranjeros por zonas en las que nunca pensaría sacar a pasear a mi hermosa, pero enorme y ruidosa Nikon. La ruta era caminar desde La colonia Doctores, pasando por la Obrera y llegando al Centro, unas zonas no turísticas pero muy coloridas de la ciudad. Quienes conocen la ciudad saben que quizás no es lo mejor andar paseando con dos extranjeros y 3 cámaras muy guapetonas y caras, como si nada fuera a pasar. Pero ahí iba esta chaparrita, dispuesta a retratar su enorme ciudad.

El recorrido duró aproximadamente 4 horas, 4 horas llenas de sonrisas, de gente saludando, de gente diciendo: «tómenme un foto». Debo decir que el pequeño temor que sentía en un inicio de andar con mi cámara como si nada, desapareció en el momento uno cuando una persona saludó mientras le tomaba una foto.

Muchas veces solemos pasar por alto lo maravilloso de las personas, ciudades, experiencias, comidas, etc. Sentimos que las tenemos tan seguras que nuestros ojos ya no las ven con ese encanto como si fuera la primera vez. Viajar me ha ayudado a que cada vez que vuelvo a casa, mis ojos se maravillen más y más con la ciudad donde nací. Tan grande, tan caótica, tan ruidosa, pero tan única. Hace unos días un amigo me dijo: Kari, tú amas todo el mundo y el mundo te ama a ti, y saben qué… me gusta creer que es así.
Podría agregar más y más párrafos explicando lo que vivimos, pero creo que las muchas fotografías a continuación hablan por sí mismas.













































Leave a reply